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18 Tu propia conducta y tus acciones
te han acarreado estas cosas;
tu maldad ha acabado en amargura,
te ha penetrado hasta el corazón.

El profeta se queja de la falta de perspicacia

19 ¡Ay mis entrañas, mis entrañas!
¡Cómo me tiembla el corazón!
Tengo el corazón palpitando,
no puedo seguir en silencio.
He oído el sonido de la trompeta,
el alarido que preludia la guerra;
20 se anuncia desastre tras desastre,
devastación a lo largo del país.
De pronto son arrasadas las tiendas,
en un momento el campamento.

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